Shutterstock/Foto: VictoriaSh/Interior de The Beatles Story Museum en Liverpool, una famosa sala blanca de John Lennon donde tocó su canción «Imagine».
Redacción: Ignacio González Burgos.
Igonbur@hotmail.com
A los seres humanos se les recuerda por sus obras, pero son eso, seres humanos, solamente seres humanos. Esta narrativa no pretende en lo absoluto manchar la imagen de John; por el contrario, pretende enaltecer la obra de un ser humano muy especial quien, como quiera que sea, es quizás el músico que más influyó en la cultura de la sociedad contemporánea.
Las declaratorias de John Lennon han sido cuestionadas en diversos sentidos. Sin embargo, hay una de la que casi no se habla: de la contradicción entre su dicho acerca de “…imagine no possesions…” plasmada en quizás su obra musical más emblemática, y la opulencia en la que vivió.
Pero, no nos precipitemos; habría que entender tres cosas antes de un juicio tan severo. Una, formaba parte del capitalista hemisferio occidental; dos, era nada más y nada menos que británico y, tres, para ser escuchado siempre se requiere de una plataforma de influencia; ésta, en el caso de John Lennon, fue The Beatles.
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En los tardíos años 50’s, John Lennon estudiaba en la Quarry Bank High School de Liverpool, (Reino Unido),en la cual sus inclinaciones artísticas se volcaron hacia la música. A partir de su innato liderazgo, formó su primer grupo de Skiffle (un ritmo popular en el norte de Inglaterra de los años 40-50’s) y Rock and Roll: The Quarrymen.
Foto: Google Earth/Quarry Bank High School, HardHill Rd, Liverpool L18, 3HS Reino Unido.
John vivía con su tía Mimi (Mimi Smith) tras la separación de sus padres. Sin embargo, su madre, Julia, representaba para John una potente influencia. La vida un tanto licenciosa de Julia era misteriosamente atractiva para el joven John, quien se comportaba con la misma rebeldía con la que siempre se le identificó.
Un sábado por la tarde después de tocar en un evento popular, Ivan Vaughan, integrante de The Quarrymen, lleva ante John, de 17 años, a un amigo: un jovencito de 15 de nombre Paul McCartney, para exponerle la posibilidad de integrarlo a la banda. John, fiel a su estilo arrogante, retó a Paul a tocar algo, sin esperar gran cosa. Paul interpretó magistralmente “Twenty flight rock” de Eddie Crochan en una guitarra de revés (Paul es zurdo). …sin palabras. Enseguida, Paul tocó una rola de Jerry Lee Lewis en el piano que se encontraba en la misma Iglesia de San Pedro en la que había sido “el toquín”, ahora acompañado de su propia voz imitando al propio rockanrolero excéntrico.¡Click!, Paul McCartney estaba dentro de The Quarrymen. Era el 6 de julio de 1957, el día del Big Bang de la música de la post-guerra; ese día nació el dueto más importante de la historia de la música.
De a poco, los miembros de aquella banda formada por John fueron dejando el grupo, en tanto que Paul recomendó a John escuchar la guitarra de un compañero de clase: un jovencito aún menor que él, un tal Goerge Harrison de 14 años de edad, quien fue aceptado por John aunque siempre estuvo bajo su escrutinio debido a su corta edad.
Especial mención merece Stuart Sutcliffe. Compañero de John en la escuela de arte, Stuart fue el quinto ‘quarrymen’ que acompañó el nacimiento de The Beatles. Ya con cierto grado de popularidad entre los medios locales, la agrupación fue llevada a la ciudad de Hamburgo, (Alemania), por su cuasi representante Allan Williams.
Esta ciudad alemana era en ese entonces La Meca del incipiente Rock and Roll europeo, el cual se expresaba en un ambiente de notas salvajes y entre todo tipo de drogas que en la época circulaban.
Las condiciones en las que The Beatles se desempeñaron durante ese año fueron por demás precarias. Los cuatro dormían en un sucio cuartucho de tres por tres compartiendo un lecho que a duras penas se le podía llamar cama.
Tocaban durante días y noches seguidos amortiguados con droga para sostener el ritmo e intentar sobresalir entre tantas y tantas bandas que desfilaron por aquellos escenarios mucho menos que amateurs.
Otro ejemplo de ese trajín lo constituyen las travesías que realizaban hacia el norte de Liverpool en una «Van», acompañados de Allan Williams, durante las cuales para calentarse un poco ante los helados inviernos hacían una pila con sus propios cuerpos intercambiando al de más arriba con el de más abajo.
Sí, los grandiosos The Beatles, también se desarrollaron como la enorme mayoría de los grupos musicales, ya sean exitosos o no: entre penurias y carencias, pero con un casi irresponsable espíritu de diversión y una fe inquebrantable
Estatuas de The Beatles: Paul, George, Ringo y John en Pier Head en Liverpool, Reino Unido, con el edificio del Puerto de Liverpool al fondo./Shutertook/Foto:Chrisdorney
Pero, regresemos. En los tiempos de Hamburgo, el grupo estaba integrado por John, Paul, George, Pete Best y Stuart. Stuart sabía que no era en absoluto un buen músico; su vocación más clara se inclinaba hacia el dibujo y la pintura, pero estaba en el grupo básicamente por el gran afecto que John sentía por él.
A esto habría que agregar que Paul, ya parte esencial del grupo, se tomó muy en serio la calidad que la agrupación debía de tener si quería hacer algo trascendente; ejemplo de lo cual quedó de manifiesto cuando ya siendo los «Fab four», Paul tomó el control musical y financiero del grupo tras la muerte de Brian Epstein hasta ser el creador del mítico álbum «Sgt. Peper Lonely Hearts Club Band«.
Esto fue resultado de la incursión de John al mundo del LSD y a la aparición en escena de Yoko Ono; las repercusiones de este último hecho son aún motivo de acalorados debates. En fin.
En Hamburgo, Stuart se enamoró de Astrid Kirchherr, una fotógrafa profesional alemana con fuerte influencia de la cultura francesa. Por cierto, Astrid fue responsable de la vestimenta que identificó a The Beatles en la primera mitad de los 60’s y, además, fue la autora de la portada del álbum “With The Beatlles” de 1963.
El regreso a Liverpool fue accidentado y Stuart decidió dejar la agrupación y quedarse con Astrid en Hamburgo, aunque al poco tiempo murió de un infarto cerebral. La influencia de Stuart Sutcliffe fue tal, que el nombre de The Beatles surgió de un juego de palabras entre John y él.
Ya en Liverpool, el grupo se presentaba asiduamente en un Club de Jazz llamado “The Cavern”. Debido a la popularidad creciente de The Beatles, dicho género musical (que John detestaba) fue remplazado por el Rock and Roll y monopolizado por el grupo debido a su avasalladora popularidad.
The Cavern Club es un club nocturno ubicado en la calleat 10 Mathew en Liverpool, Reino Unido. Aquí, The Beatles, comenzaron a tocar en la década de los 70’s. Shutterstock/SakhanPhotography
Durante ese tiempo, la incipiente banda fue escuchada por Brian Epstein, un afamado dueño de varias discotecas en Liverpool. Epstein fue a escuchar al grupo a The Cavern y, a partir de su actividad promocional, llevó a The Beatles a grabar su primer disco de estudio reconocido, para lo cual Pete Best (que era el baterista) fue reemplazado por Ringo Starr (Richard Starkey), hasta entonces baterista de la banda Rory Storm and The Hurricanes. El resto, es historia.
Lo anterior representa de alguna manera y en cierta medida (muy escasa, hay que decirlo) la base sobre la cual descansa “el concepto” John Lennon. Insistimos, la figura histórica es controversial, aunque definitiva.
En la separación de The Beatles influyeron múltiples factores conocidos y otros, seguramente sólo conocidos por los cuatro integrantes de la banda. Más aún, sólo ellos que formaron parte del grupo sabrán las múltiples perspectivas desde donde se puede explicar la decisión.
Al respecto, mucho se ha especulado acerca de los pleitos que protagonizaron y las secuelas emocionales que dejaron tales desencuentros. Sin embargo, quien haya formado parte de un grupo entrañable sabe que existen sentimientos fincados en vivencias que ni los enconos más profundos pueden disolver. The Beatles fue un grupo de hermanos, dicho en su momento por cada uno de los cuatro y de esto, queda constancia en “The Beatles Anthology”.
Así, los desencuentros y sus consecuencias quedan más en la esfera de la mercadología barata que en el corazón de cada uno de los integrantes de la banda más importante de la historia.
Y esta, no es una declaratoria personal. A principios de la década del 2000, el canal de televisión VH1 realizó una encuesta entre los músicos de Rock contemporáneo acerca de los 100 músicos más importantes de la historia del Rock y The Beatles no solo fue catalogado como el No. 1, sino que lo fue por unanimidad.
El club nocturno The Cavern Club en 10 Mathew Street donde The Beatles tocaron en blanco y negro. Liverpool, Reino Unido. Shutterstock/ Foto: Claudio Divizia.
Tal es la trascendencia del grupo fundado por aquel artista rebelde, egocéntrico y profundamente sensible. Como muestra de dichos rasgos de la personalidad de John Lennon, basten tres ejemplos correspondientes.
El grupo –ya famoso- tocaba una audición en el Royal Albert Hall de Londres ante la Reina Isabel de Inglaterra y su corte. Antes de la interpretación de “Twist and Shout”, John dice: “…para el último número, me gustaría pedirles su ayuda. Las personas en los lugares más baratos, aplaudan; el resto, únicamente agiten sus joyas…”.
Así, provocador. Adicionalmente, en 1969, John mismo encabezaría la devolución de la Medalla de la Orden del Imperio Británico otorgada a los Fab four en 1965, como protesta por haber apoyado a los Estados Unidos de América en su decisión de invadir Vietnam, entre otras causas sociales; comenzaba con ello el activismo político de John.
En otra ocasión, a principios de 1966 con The Beatles en la cabeza de todo el mundo, John declaró en una entrevista: “…ahora mismo somos más populares que Jesús.” ¿Así o más egocéntrico? Finalmente, aún antes de la separación del grupo, John Lennon se refugió emocionalmente en Yoko Ono y en su nueva vida matrimonial, lejos de la enloquecedora Beatlemanía de los 60’s.
A la par de su ya para entonces incontenible activismo político-social, escribió varias obras inmortales en las que no es difícil deducir la enorme necesidad de recibir y de dar amor. Baste mencionar “Woman”, “Happy Xmas (war is over)”, “Beautiful boy” y la inmortal “Imagine”. Sentimiento puro.
Particularmente con Paul Mccartney, John mantuvo una especie de duelo musical, haciéndose reproches mutuos en varias canciones de álbumes posteriores a su separación como grupo. Sin embargo y pese a que mucha gente piensa aún en la actualidad que él rompimiento resultó en una enconada enemistad, no hay nada más alejado de la realidad.
Aún como parte del grupo, los dos músicos mantenían una relación profundamente creativa, hasta el punto de rivalizar en la calidad de sus canciones. Al respecto, habría que mencionar que a veces uno hacía la letra y el otro, la música y viceversa, aunque la norma era que quien escribía la música definía la producción y los arreglos musicales sobre la letra que, de hecho, frecuentemente pulían juntos.
Así, por ejemplo, la obra maestra “A day in the life” fue escrita (y cantada) por John, en tanto que la parte intermedia en la que Paul canta “Woke up, fell out of bed, dragged a comb across my head…”, fue escrita por el propio Paul. Sin duda, un dúo inigualable. De hecho, en alguna entrevista John declaró que su relación con Paul siempre fue una especie de “rivalidad de hermanos”. Estaremos de acuerdo en que tal grado de compenetración artística y personal no puede ser ni discutido ni mucho menos, pasado por alto.
Una anécdota brutalmente concluyente al respecto: en 1981, Paul McCartney invitó a su amigo de antaño, el músico Carl Perkins, a colaborar en una canción de su álbum «Tug of War». Tras la grabación, acordaron que Carl permaneciera unos días más en la casa de Paul. En agradecimiento, Carl decidió componer una canción para Paul. Perkins posteriormente declararía que aunque usualmente escribía sus canciones en papel, aquella canción que esa noche concibió, resonaba fuertemente en su mente al grado de memorizarla fácilmente sin necesidad de redactarla.
Al día siguiente, Carl les mostró a Paul y a Linda la canción recién escrita. Al cantar el segmento “…si nunca nos volvemos a ver en este lado de la vida, será dentro de poco, en el más allá, en donde hay paz y quietud mi viejo amigo, ¿pensarás en mí de vez en cuando?”, Paul se levantó de su silla bañado en lágrimas. Carl, desconcertado, preguntó a Linda qué pasaba. Linda le contestó: “Paul no ha podido llorar aún del todo la muerte de John. Pero, dime, Carl, ¿cómo lo sabías?” “¿Cómo sabía qué cosa?” contestó Carl. Y Linda le dijo: “Sólo hay dos personas en el mundo que saben cuáles fueron las últimas palabras que John le dijo a Paul. Sin embargo, ahora son tres y uno de ellos eres tú. Lo último que John le dijo, parado en el corredor que daba a su departamento en el Dakota fue precisamente ‘Piensa en mí de vez en cuando, mi viejo amigo’”. …de verdad, ¿enemigos? Lo demás, amigo lector, son habladurías.
Watch a clip of @TheBeatles’ rooftop performance of “Get Back” from Peter Jackson’s Original Docuseries #TheBeatlesGetBack. Experience the three-part event on @DisneyPlus starting this Thursday. @johnlennon @PaulMcCartney @GeorgeHarrison @ringostarrmusic pic.twitter.com/JK3LortFP0
— The Beatles (@thebeatles) November 23, 2021
Nunca terminaríamos de hablar de John Lennon. La fuente es casi inagotable. Lo cierto es que el 8 de diciembre de 1980 se apagó uno de los genios de la música más importantes de la historia y un activista que sentenció su propia muerte al desafiar a… el destino; dejémoslo así. Hoy, 41 años después su legado sigue vivo y su música nos acompañará por siempre. Descansa en paz, John Winston Lennon. Descansa en paz, nuestro querido John.